...aquella mañana de junio fría, con viento y una lluvia invernal, nuestra guia nos llevó a ver la sirenita...yo estaba realmente agotada...el viaje terminaba al día siguiente, y era el único día posible para mi en Copenhague...estaba tan calentita y protegida en el autobús... pensé que ver la sirenita no iba merecer hacer tal esfuerzo...allí espere...pero Teresa volvió a decirme que debía verla y ya no lo dude...
...a pesar de la lluvia y del día oscuro y ventoso, llegue a ver la "sirenita" tal como mi máquina la captó...y yo la sentí en mi corazón pequeña, delicada, discreta, frágil y llena de gracia, con la mirada perdida en la leganía, hacia la inmensidad del mar...
...la "sirenita" es el símbolo de la ciudad de Copenaghe y yo creo que de Dinamarca. El escritor Hans Christian Andersen escribió su historia en un cuento.
Obra del escultor EDWARD Eriksen, esta sobre esa roca del puerto de Copenhague desde el año 1913...
...nuestra guia era Danesa y, quizás porque los Daneses han escuchado muchos cuentos desde muy niños, me recordó a Karen Blixen en "Memorias de África ", en su forma de contarnos la historia de la "sirenita" de Andersen...el tono de su voz era dulce y melodioso...aquella historia muestra la condición humana mediante un personaje imaginario, todo se mezcla para bien: poesía, drama y humor...el desenlace terrible y pesimista, lo anima al final con una profunda humanidad...
...así recuerdo su relato de la "sirenita":
...ella era una "sirenita" que vivía en el mar Báltico, pero era el pequeño puerto de cuidad de Copenaghe donde mas le divertía pasar sus momentos de diversión, viendo entrar y salir barcos del puerto, y observando a los hombres y las mujeres que paseaban...
...bueno, un día la sirenita vio a un hombre que iba en el barco real...ella sintió en su corazón que se había enamorado al instante...vigilaba el puerto a diario intentando ver a su amado...así un día vio como en una playa cercana llegaba una carroza y era su príncipe que iba a nadar al mar. Ella se escondió y observaba cada movimiento de su amado. Algo inesperado pasó, pues el príncipe quizás sorprendido por algún mal, no podía nadar y se estaba ahogando...
...bien ella le salvo, lo llevo a la playa y con su voz mágica consiguió que su amor no muriera y cuando vio que comenzaba abrir sus ojos, ella se escondio en su mar...
...pasó un tiempo, y nuestra "sirenita" desesperada de amor, fue a ver a la bruja del mar para que la convirtiera en una humana...la bruja le dijo que de acuerdo, pero que el precio era su voz...ella no lo dudo, pues pensó, que aún así, el príncipe se podría enamorar de ella...
...nuestra "sirenita" consiguió una parte de su sueño, entro a vivir en el palacio y se hizo amiga del príncipe, mas el le contaba que una mujer con una voz de ángel, una voz irreal, le había salvado, y que si la encontraba se casaría con ella...
...pobre "sirenita" ella no conseguía hacerle sentir que era ella, aquella mujer misteriosa que le había salvado su vida...
...paso un tiempo, y su príncipe anuncio que se casaba con una princesa "humana", la dinastía no podía esperar...
...nuestra "sirenita" creyó morir y fue a ver a la bruja del mar para pedirle ser sirena otra vez...la bruja dijo que de acuerdo, pero que esta vez el precio era vida del príncipe...
...la "sirenita" lloro en aquella playa de su vida durante una noche entera, y al amanecer se metió en el mar, mas era humana, no sirena, agotó sus fuerzas y se ahogó...
...dicen en Dinamarca que cuando sopla viento del norte, las olas del mar traen el sonido del llanto de la "sirenita" que prefirió morir, a matar a quien ella mas amaba...FIN
Hola Avril!
ResponderEliminarAnte todo te doy las gracias por tus bonitas palabras sobre mi blog y por tu agradable visita. Me ha encantado tu blog, sobre todo tu preciosa entrada sobre La Sirenita. Yo no he tenido la suerte de verla in situ, pero me encantaría, creo que es una de las cosas que hay que hacer en la vida. No sólo por la belleza de la escultura y el paisaje sino por todo lo que representa.
Con tu permiso paso a enlazarte en el mío para seguirte más fácilmente. Un cariñoso abrazo!!
Al leer tu texto sobre la Sirenita se me ha venido a la cabeza que el escritor danés Hans Christian Andersen visitó España entre 1862 y 1863 y describió su visita en un libro llamado “Viaje por España”. La obra es un reflejo de la sociedad decimonónica española y transcurre entre Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga, Granada, Madrid, Toledo y Burgos. He leído algunos pasajes y la verdad es que la imagen que ofrece del país es un poco tremenda.
ResponderEliminarDe todas formas, la crítica dice que este libro permite mirar atrás, buscando las huellas de antiguos cafés o teatros ya desaparecidos, reparar que los grandes monumentos resisten el paso del tiempo y sobre todo ver que difícil era viajar hace un siglo y medio.Gracias.
QUE HISTORIA MAS BONITA...¿POR QUE DISNEY LA DESTROZO? GRACIAS POR COMPARTIRLA , SEGURO QUE EL VIAJE HA SIDO INOLVIDABLE...
ResponderEliminar...yo si he visto a la sirenita con Ceci...¡¡¡¡nos llevaron en barco desde el pequeño puerto de Copenague....me hizo gracia su tamaño.....siempre me la imaginé mas grande...a mi me pareció que era como nosotras....y me pareció que transmitía fragilidad.....pero bellísima.....la historia no la conocía...contada por tí es preciosa.....Besos Berta
ResponderEliminarLas sirenas pertenecen a dos familias:
ResponderEliminara) En la tradición clásica griega, eran mitad mujer mitad pájaro, doncellas marinas que seducían a los navegantes con su espléndida figura y con la dulzura de su canto. Por eso eran la imagen de los peligros de la navegación, de los deseos y de la seducción mortal, símbolos de las emboscadas y los escollos, nacidos de los deseos y pasiones; representan creaciones inconscientes, sueños fascinantes y terroríficos, o la autodestrucción del deseo. Así nos lo cuentan, entre otros muchos, Homero, en la Odisea, Apolonio de Rodas, en el Viaje de los Argonaturas, Plinio, Ovidio, en su Metamorfosis, los bestiarios medievales, o la más reciente Melusina de Lusignan, que nos noveló Mujica Laínez.
b) Pero otras leyendas hay que las convierten en seres acuáticos, mitad mujer mitad pez, y en vez de genios perversos y divinidades infernales, las transforman en seres benéficos, inmortales, que en las aguas de las islas Afortunadas dan conciertos a los bienaventurados. Ejemplos de estas encontramos en Las mil y una noches, o en el bonito cuento de Andersen. Naturalmente esta es la versión que nos cuenta Lourdes, que siempre encuentra, en la realidad o la ficción, la versión de la bondad y la belleza.
Los pueblos marineros conservan, hasta hoy, creencias relativas a ellas. Se ha discutido mucho por los eruditos si tienen ombligo o no, o si son comestibles, o si sólo puede comerse la parte de la cola, pues el resto sería antropofagia (perdón por reseñar detalle tan escabroso en un blog tal dulce).
Linajes de Bretaña, Flandes, Dinamarca, Inglaterra, Irlanda y Galicia afirman descender de las sirenas de mar; cuenta Cunqueiro, que una sirena de la mar apareció preñada nada menos que de don Roldán, el amigo de Carlomagno, que tan triste muerte tuvo en Roncesvalles. Dónde se conocieron el señor de la marca de Bretaña y la sirena, cómo fueron de solazados aquellos amores, y cómo el caballero superó las dificultades que llamaremos físicas y engendró a la niña cantora (perdón otra vez), ni se sabe. A los veinte meses, que lenta es la gestación de los seres híbridos, la sirena parió en la playa un hermoso mamoncete. La gente, atraída por su canto, recogió al hijo, que fue bautizado Palatinus, por ser su padre el paladín Roldán, pues la sirena se lo contó a quienes se quedaron con la criatura para criarlo, mientras su madre se volvía a las mareas.
Hace varios siglos que no se ven sirenas en la mar, y algunos incrédulos, como el padre Feijóo, no creen en ellas. Pero el hecho es que también todavía podemos encontrarnos a las sirenas en las obras de muchos artistas. De las pinturas no se puede ni intentar dar un apunte breve, dado que son incontables, pero de las esculturas puedo citar, pues me vienen ahora a la memoria, no solo la estatua de Copenhague (¡bonita foto, chata!), sino también en iglesias, como la capilla de San Miguel, en Aiguilhe de Puy, las de Saint-Benoit-sur-Loire, o en la fuente del claustro del convento de San Julián de Samos, en Galicia.
Algunos dirán que andamos perdiendo el tiempo en tonterías tratando de sirenas. Quizá. Pero por lo menos es historia más sabrosa y divertida de contar, que las crónicas televisivas de estos días, que nos cuentan cómo miles de personas acuden histéricas a gritar en la “puesta de corto” de un futbolista, sólo porque ha costado muchos millones, porque se llama Rará o Kakaldo, porque va mucha gente, o por otras razones que no se me alcanzan.