Misterioso y silencioso, iba una y otra vez con su cigarro en la mano.
Su mirada era tan profunda que apenas se podía ver.
Cuando me tomaba en sus brazos para contarme su vida,
hablaba con acento andaluz y tenía un dejo de timidez y altivez.
Y a la luz de sus pensamientos siempre se veía arder una pasión que le salía del corazón...
Era luminoso y profundo... era hombre de buena fe,
Su secreto era él, fue señor, lo perdió todo, malditas guerras,
pero en sus brazos me hablaba de dolores, maravillas de su vida, del amor...
Mi abuelo murió un caluroso verano.... descansa entre praderas de la sierra de Gredos.
miércoles, 15 de abril de 2009
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