....donde yo viví hace pocos años, y aún estando mi casa en el centro de la ciudad, había sobre saliendo por encima de una valla, un gran almendro, enorme. Todos los años me sorprendía, pues el final de los invierno frios y húmedos , permitían el milagro, miles o cientos de miles de flores blancas frágiles, transformaban la dura calle en un milagro.
De niña viví ocho años en Bolarque...es mi paraíso privado. ¿Comó contarme a mi misma qué es Bolarque?.... fui la niña más feliz del mundo, con una familia adorable...y aquel lugar produjo en mi un encantamiento, que hoy perdura...es mi refugio, es mi tesoro...pues bien mi casa estaba rodeada de un manzano, un ciruelo, un cerezo...allí vi nevar con mis árboles en flor, me quedaba alucinada mirando por la ventana lo que mis ojos veían, copos de nieve y mis árboles en flor...que afortunada he sido.
manzanos, ciruelos y cerezos, junto a los almendros son aún mi asombro al final del invierno, te entiendo tan bien Lourdes, vivencias, recuerdos que hacen un cariño al alma.
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