¡Qué sitio más bonito! La dueña de esta casa, nuestra amiga Maite, es una pintora de cuadros luminosos y llenos de color; hoy desgraciadamente adolece del síndrome de Bartleby.
Ella me habló del pintor Odilon Redon y de un libro suyo que ella tenía en su casa, que había sido de su padre, llamado "Sobre la vida, el arte y los artistas". Luego me enseñó las salas que tiene dedicadas el pintor en el Musée D´Orsay de París, y desde entonces soy adicto.
Hace unos días me puse a ello y encontré por fin aquel librito, editado en Buenos Aires hace más en 1945. Es una pequeña joya, que ahora tengo a la vista. Leo una entrada de su diario de 1875, que me alegra la tarde y que me viene al pelo:
"Aquí tengo, cerca de mí, el bosque que mece sus copas elevadas. Quiero conocerlo y comprenderlo. Y luego descansar y olvidar la vida febril de la ciudad, donde me he cansado tanto... Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, bien lo veo. He vuelto a encontrar algunas amistades que me son caras y, por consiguiente, un poco de apoyo a mi alrededor".
Nosotros también es esta casa y en este jardín espectacular, encontramos pinos con ardillas, las cimas de los montes, los sonidos de la naturaleza, un poco de hierbabuena, buenas viandas y mejor compañía. Amigos.
¡Qué sitio más bonito! La dueña de esta casa, nuestra amiga Maite, es una pintora de cuadros luminosos y llenos de color; hoy desgraciadamente adolece del síndrome de Bartleby.
ResponderEliminarElla me habló del pintor Odilon Redon y de un libro suyo que ella tenía en su casa, que había sido de su padre, llamado "Sobre la vida, el arte y los artistas". Luego me enseñó las salas que tiene dedicadas el pintor en el Musée D´Orsay de París, y desde entonces soy adicto.
Hace unos días me puse a ello y encontré por fin aquel librito, editado en Buenos Aires hace más en 1945. Es una pequeña joya, que ahora tengo a la vista. Leo una entrada de su diario de 1875, que me alegra la tarde y que me viene al pelo:
"Aquí tengo, cerca de mí, el bosque que mece sus copas elevadas. Quiero conocerlo y comprenderlo. Y luego descansar y olvidar la vida febril de la ciudad, donde me he cansado tanto... Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, bien lo veo. He vuelto a encontrar algunas amistades que me son caras y, por consiguiente, un poco de apoyo a mi alrededor".
Nosotros también es esta casa y en este jardín espectacular, encontramos pinos con ardillas, las cimas de los montes, los sonidos de la naturaleza, un poco de hierbabuena, buenas viandas y mejor compañía. Amigos.